miércoles, 11 de mayo de 2016

Cómo ser un Barón Rampante en el s.XXI


Alemania: crónica brevísima sobre posibilidades que uno pudiera creer inviables, pero al final puede ser que no lo sean tanto...

Yendo de okupa a casa de un amigo de un amigo -un poco bastante hippy tot sigui dit- a un lugar definitivamente surrealista, no puede una hacer comparativa alguna con los preconceptos standards de lo que se espera de un alemán o de su país, la todopoderosa Alemania. Así que partiendo de esta base de excepcionalidades, les cuento.

Hace un par de semanas fui a una especie de fiesta a un lugar llamado "Kulturinsel", tocando el pueblito de Görlitz o Zgorzelec (porque hace frontera con Polonia y se llama en dos idiomas), tirando al noroeste del país. 
Nota logísitca para los del otro lado del charco: es más barato volar a Alemania que ir en tren a Madrid, que lo sepan! Cambiar la Puerta de Alcalá por la de Brandenburgo no es una mala idea...


Retomando: Kulturinsel viene siendo una especie de parque temático donde un tipo y unos locos más, 20 y tantos años atrás, empezaron a construir casas en los árboles, las primeras de Alemania ni más ni menos. A partir de ahí, fueron llenando ese terreno con construcciones de lo más estrafalarias, interconectadas por túneles, todo un mundo aparte dentro del organizado mundo alemán.
Ahora bien, teniendo en cuenta la capacidad de convertir "mierda en oro" de los alemanes (esto dicho por un alemán!) este grupo de hippies consagrados hizo de la construcción de edificaciones rarunas un negocio, y bastante redituable por lo que parece. Las casas en los árboles se alquilan para pasar un finde mientras se visita el parque, el recinto tiene un restaurant con espectáculos varios, organizan un festival de Folk en setiembre y se dedican a diseñar edificaciones de las suyas para parques, zoos y demás clientes adeptos a sus formas.



El amigo que nos alojaba es escultor en madera y ha hecho gran parte de las cosas que hay ahí dentro. Teniendo en cuenta que solo trabaja medio año porque la otra mitad suele estar de viaje por diversos lugares del mundo con su bici...

 ¿¿Y por qué explico esto, estarán pensando??

Pues porque llevo un par de meses trabajando otra vez en una oficina, sin la compensación adrenalínica de un festival, y muy rápidamente le da a uno la sensación que la vida se acaba ahí. Que la normalidad son las 8 horas de oficina, 5 días a la semana, y el restito de horas y días que te quedan son para "tus cositas". 
Y no, oiga! Resulta que otras vidas son posibles. Que hay gente que vive de construir casas en los árboles, por ejemplo! O que viaja en bici meses y meses y meses.
Claro que todo depende de las situaciones personales, pero aún más, o mejor dicho antes que nada, de la decisión personal de la lista de prioridades.

Así que ya saben... piensen!!! La vida es corta..., ¿Qué están haciendo con la suya???
 

lunes, 9 de mayo de 2016

Camboya last episode en delay: Kep, Kampot y... kaput!

 
Retomo la escritura desde mi pisito gironí, más de tres meses después de haber abandonado el blog por causas que en un contrato serían consideradas " de fuerza mayor".
Curiosamente pareciera que escribir se presenta como una actividad necesaria dentro de la extraña cotidianidad que supone el tener casi todo el año un trabajo estable, rara avis de esta sociedad laboral precaria.
De todas formas, y a pesar de los apetitos de teclado, se hace difícil sumergirme en el sur de Camboya cuando acabo de llegar de una visita a vuelo de pájaro de un trocito de Alemania -antípodas si las hay- y tengo mi calle avasallada por el público sexagenario del Temps de Flors.. Pero apelaré a mis incipientes conocimientos de taichi e intentaré concentrarme!
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Kep y Kampot, aunque suenen a ciudades soviéticas, fueron mis últimos dos pueblos visitados en Camboya.
El primero, playita sin glamour pero con cangrejo a la pimienta verde como plato estrella. Casi diría que fue el lugar que más disfruté del país, no tanto por lo paisajístico (ni por el cangrejo!) sino porque entré en una especie de rutina agradabilis. Charlas con viajeros de estos que tienen todo el tiempo del mundo porque han hecho ese salto al cambio de vida abandonándolo todo, hostaleros de lo más amigables, sus amigos expatriados franchutes también majísimos, y mi primer y único guía parisien que hablaba perfectamente khmer y mereció mis enteros respetos: Manou.
Con él hice una excursión en moto por los pueblitos que rodeaban Kep visitando salinas, plantaciones de pimienta y charlando con gente, a la que él invariablemente hacía reir (no sé si por cómo hablaba su lengua o por su nariz!). En cualquier caso, este super hombre también tenía para rematar su perfección un barquito, en el cual -rematando yo mi presupuesto- hice una excursión con un par de amigas suyas que aportaron foie, vino y pan francés, pas mal!!


 Salinas y su almacén

 Ruteando por los dominios de los búfalos de agua



Siempre niños!


 Plantaciones de pimienta!

Recapitulando el momento en barco, me visualizo con una cerveza panza arriba en el agua, imagen que años ha me hubiera resultado la polaroid de un perfecto y despreciable burgués, y sin embargo me sonrío pensando "qué placer de momento!" jajaj. Si, ya lo pueden decir... estoy definitivamente mayor!
Aparte del french world en el exilio sureño, me reencontré con las italianas locas que había conocido en Mondulkiri: las Luchetta sisters. Y qué vamos a hacerle, la sangue tira y mi buen feeling con los italianos en general florece espontáneamente. Grandes mujeres, constantemente sorprendidas en su primer viaje fuera de la vieja Europa..


 
A escasa media horita de Kep estaba Kampot, meca de la mejor pimienta del mundo (según los plantadores de ahí, of course). Un pueblito más resultón, con un río que me ofreció una noche en barquito que oscilaba entre salida dominguera y viaje al Corazón de las tinieblas (suena kitsch como combinación pero así era) y un restaurant italiano vero e buono donde pude volver a degustar comida generosamente rociada de aceite de oliva..
Y poco más porque después vino el crash sin avisar, arrebatándome mis últimos días de ocio sudesteasiaticado..
Escenas del mercado del cangrejo, otra que kilómetro cero..


 Y para variar, zonas con templos kitschs..

 Y Budas en vías de ser pintados!

El recuento a posteriori es de una moto que iba demasiado rápido y se me llevó puesta a mi que iba en bici -demasiado poco atenta probablemente... Mis recuerdos empiezan  despertándome en el hospital. Pero sinceramente, no me extiendo en esto porque se me hace cansino con la cantidad de veces que lo conté ya! Y ahora que la cosa toma cada vez más un barniz de nebuloso pasado lejano, pues que ahí se quede..
Claro que mis cicatrices nuevas me recuerdan cada mañana que si, è vero, pasó. Pero aquí estoy, intentando sacarle algo de jugo positivo mientras me unto con aceite de rosa mosqueta..

Claro que cada tanto no puedo evitar preguntarme: la vida te da hostias para que saques alguna conclusión esencial o para tenerte así digamos en guardia jodiéndote seguido nomás? Who knows.. Preguntas muchas, respuestas pocas, para variar.

De momento, por suerte y con lluvia, llegó la primavera!!