viernes, 27 de abril de 2012

Patagonia chilena a vuelo de pájara


Después del subidón cruceril he vuelto a la calma chica que planea sobre estos mis últimos coletazos de viaje.
Mi paso por Punta Arenas, la ciudad más austral de la patagonia chilena continental, fue marcado por un frío galopante que me tuvo acuartelada en el hostel al calor de la cocina-estufa, finiquitando la novela de turno y charlando con viajeros estrafalarios.
De lo poco que vi del mundo exterior, mi sensación fue como de ciudad del Far West, o en este caso mejor dicho del Far South. Un centro cargado de edificios en estilo neoclásico o neorrenacentista, diseñados por arquitectos europeos y con materiales importados del viejo continente, como para demostrar el poderío económico que en su momento tuvo el lugar. Pero saliendo de ese centro solo queda una ciudad chata, ventosa y con una cantidad de "cantinas" ofertadas con mujeres despelotadas y luces de neón que nunca hubiera imaginado por estos lares.

edificios del centro, ahora bancos
 
Arriba, iglesia donde Shackleton rezó por sus compañeros varados en Isla Elefanta.
Abajo, mi cuartel general con mi segunda de abordo

Personalmente lo que más me sigue fascinando son las historias de esos inmigrantes venidos de lugares tan remotos como Letonia o Croacia, llegados a este confín del mundo al son de las promesas del gobierno chileno que cedía tierras y materiales a los pioneros, todo sea por "poblar" la Patagonia y que no la roben los vecinos!!. Tipos como José Menéndez, un asturiano de origen pobrísimo, que llegó a amasar una de las fortunas más grandes de la zona, redoblada cuando su familia se unió a la del letón Elías Braun y juntas crearon el mayor latifundio patagónico: la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. De lado dejamos el cómo y a qué coste se hicieron ricos, pero cierto es que en aquellas épocas, sin skype ni calefacción, no deja de ser asombroso el aguante de esta gente.
La ciudad entró en decadencia con la apertura del Canal de Panamá, pero los empresarios a esas alturas ya habían diversificado lo suficiente sus inversiones como para no sufrir la baja de las navieras (y de hecho el negocio de las estancias de ovejas prometía!).

mansión de Sara Braun, y abajo cementerio municipal, rediseñado por ella misma
arreando ovejas, igual que siempre..

Huyendo del frío tiré hacia Puerto Natales, lugar base para ir a visitar el archifamoso Parque Nacional Torres del Paine (y no gané mucho en cuestión temperatura, todo sea dicho hacía más frío aún!).
Este parque, para los que no lo conocen, viene siendo un lugar casi diría de peregrinación obligada para montañeros y trekkers around de world: 200 kms de senderos, vistas acojonantes, paredes de granito de casi 3000 mts para escalar y un laaaargo etcétera.
Ahora bien, yo, Luz, que ya estoy en "lazy mood: on", vestida con ropa india y mis restos de North Face que no perdí por ahí, ante la previsión de dormir en carpa o refugios durante noches supe desde el principio que NO haría el trekking. Y la verdad en parte me sentía mal, porque a pesar de ser dura estaba rodeada por viajeros de categoría "ñú-talibanes" que me susurraban cual sirenos "veeee, haz la W y verás la luuuuz"". Pero yo conozco bien a los de su calaña, locos que pueden pasarse una semana mojándose, caminando cargados con no sé cuantos kilos en la espalda, chupando frío y tal vez sin siquiera lograr ver las torres por el mal tiempo y aún así ¡¡felices como perdices por el solo hecho de estar ahí!! Así es que logré resistir a la tentación (o me reconfirmé en achanchada, según como se mire) y, como los agüelos, me tomé una excursión de esas de día y crucé el parque de norte a sur en minibus (con calefacción, of course) parando en miradores, haciendo foticos a bichos, cuevas y montañas y a la tardecita: ducha caliente, cena y camita limpia en mi hostel!!
Evidentemente no es lo mismo, las torres se ven de lejos pero el día estaba despejado y yo me di por satisfecha. De todas formas, debo reconocer que una voz dentro mío me dice "tenés que volver (en verano, vaaale) y ¡hacer el maldito trekking!".
¿Tal vez tengo mi pequeña talibana y yo sin saberlo??

de camino al Parque
la cueva del milodón, un bicho coetáneo del mamut y el dientes de sable (de los de Ice Age, pa entendernos). Que en mi ignorancia cuando lo veía dibujado en todos lado pensaba que era un simple oso!!

Si hacen en plan "buscando a Wally" encontrarán: una águila mora, 2 zorros colorados y 7 ñandúes


Y acá las torres mismas, desde varios ángulos poéticos

 

 Siga la flecha y encuentre al guanaco! 
 los cuernos del Paine, característicos por sus 2 colores: abajo granito "nuevo", arriba sedimento + oscuro y viejuno / Abajo de todo, témpanos del glaciar Grey

Más allá del parque, la ciudad de Natales es bonita pero en esta época de baja temporada está bastante vacía, lo que le dejaba una onda un poco de la peli del Resplandor, cosa que de noche no motivaba nada!!!
Eso si, la gente, como en toda la Patagonia, es extremandamente agradable, así que por esa parte genial.

 vistas del puerto y calles de Natales
 detalle de basurero simpa

Quiero terminar con un apartado gastronómico que hace tiempo no cuento nada de esto. Y solo es para decir que me declaro ¡¡fan incondicional de los caldillos y cazuelas chilenas!! No sabría cómo explicarles lo que es una paila marina sin que les suene a comida simplona (un caldo con crustáceos?) pero es que meterse eso en el cuerpo en estos días en que el frío te entra a cuchilladas por la nariz es algo taaaaan absolutamente fabuloso que solo puedo decir que ahora entiendo el por qué de las odas gastronómicas de Neruda!!
Como contrapartida, es inconcebible pero tengo que informarles que los chilenos consideran que el Nescafé.. ¡¡es café!!!!! En fin, todo no se les puede pedir...
Ahora ya estoy en Chiloé, me ha costado lo suyo llegar pero lo dejo para el próximo post.
besosssssssssss


jueves, 19 de abril de 2012

Crucero Australis: mi primera expedición náutica

Recién cuando me conecté a internet una vez instalada en Punta Arenas caí en la cuenta de que solo habían pasado 3 días. ¿3 días nomás??? Yo sentía que había hecho tantas cosas que, una vez más, el tiempo se me hizo elástico y cundió más que los últimos 2 meses en la capital.

Mi experiencia en barquitos era escasa: algunas excursiones de horas para turistas y navegaciones simplemente de transportación como mi Ziguinchor/Dakar, con mareo y vómito incluidos. Los cruceros europeos en general nunca me tiraron porque tienen esa onda entre seguidilla de desfile de modas y cócteles mechados con atraques de 1 hora x país.
Del Australis, en cambio, tenía un feedback super bueno de una pareja de amigos que lo habían hecho (Marquesa d'Aurell & Chechi, tot sigui dit!) y ante una promoción last minute que encontré por ser el último zarpe de la temporada me decidí a masacrar mi chanchito haciendo uso de la nunca bien ponderada tarjeta Visa. Digamos que cerré los ojos y pagué: aséptica y certera pasó como una Matahari, ofreciéndome a cambio una de las experiencias más fabulosas de todo el viaje.

 En el puerto de Ushuaia, al embarque
 Abajo, mi super camarote con ventana de piso a techo + vistas durante la navegación
 Alejándonos de Ushuaia, tarde y noche..

Zarpamos de tarde y primero tocó el ritual del cóctel de bienvenida y presentación de la tripulación (por suerte con piscosour, mmm). El Capitán debo reconocer que de entrada me encantó! Y es que era como los de las pelis: con una barba pulcra, respetuoso sin ser empalagoso y ante todo portador de una cara inspiradora de confianza extrema. Luego vino la cena, excelente menú "magallánico" que entre miles de cosas tenía ensaladitas raras de algas "cachiyuyos", centolla en todos sus formatos, sopaipillas, postres a base de calafate y chirimoya y demás delicias locales con nombres que ya por si solos te hacían babear.. Así es que de momento había comido y bebido (harto bien) pero esperaba la primera expedición, que era al fin y al cabo para lo que había venido y que recién tendría lugar a primerísima hora del día siguiente. Eso claro, siempre que el tiempo nos permitiera desembarcar, porque el primer destino era nada menos que ¡el Cabo de Hornos! Terror de navegantes dada su alta concentración de naufragios por milla náutica, meca poseedora del verdadero Faro del Fin del Mundo, el lugar más austral antes de llegar a la Antártida, que desde ahí nos quedaría a tan solo 1000 kms.

tripulación trabajando en el puente de mando. Al final me dio vergüenza sacarme una foto con el Capitán (aunque Uds no lo crean..) Abajo, una de las zodiacs y videito de delfines

Después de la cena nos explicaron toda la excursión, así es que me fui a dormir con una excitación infantil, me desperté a media noche pensando ¡¡por favor que podamos desembarcar!! Y al final se hicieron las 6 y pico.. Frenamos y bajaron las zodiacs a hacer el reconocimiento para ver si se podía....[tensión en los últimos minutos que avanzaban a paso tortuguil... tictactictac.....]. Y entonces sonó el aviso oficial "ding dong: los invitamos a presentarse a la cubierta Darwin para recibir las instrucciones del desembarco". ¡¡¡¡Aleluyaaaaaaaa, íbamos a desembarcar!!!!! Yo que ya tenía toda la ropa puesta (chaleco salvavidas incluido) hacía una hora más o menos, tardé medio segundo en llegar y de ahí ya solo fueron las formalidades de como subir y bajar de las zodiacs y al agua patos!!
Teniendo en cuenta que éramos unas 200 personas repartidas en 5 botes de a 14, fue todo super ágil y ordenado. Ahora, en el momento de dejar el numerito de tu cabina colgado del panel que indicaba que desembarcabas,  y cuando ya en la zodiac vi que el crucero se empezó a hacer chiquiiiiiito, reconozco que me dio como un nudo en la garganta de pensar  ¿y si no podemos volver a subir??? Justo había visto El Náufrago hacía poco y dudaba que mis capacidades de supervivencia alcancen las de Tom Hanks auspiciado por FedEx.. Pero del otro lado estaba ya la Isla Hornos, el mar había sido dadivoso con nosotros y el desembarco se preveía sencillo, estábamos a punto de llegar!!!!!!!!!!!! 
En ese primer desembarco confirmé la profesionalidad de la tripulación del crucero: no solo íbamos con el "conductor" de la zodiac, abajo nos esperaba el jefe de Expediciones controlando las bajadas de todos, junto con 2 hombres ranas y 2 marinos más! Yo pensaba que no me daría tiempo ni de morirme de frío si me caía al agua, cosa que me tranquilizó bastante.
Y así de supervisada por recios hombres de mar, casi sin darme cuenta ya estaba pisando la Isla. ¡¡No se pueden imaginar la emoción que entra de estar en un lugar así!!!!! Que al final a simple vista no deja de ser una isla rocosa más, llena de pajonales y coronada por un par de monumentos. Pero es el Cabo de Hornos, joder!!! 
Hicimos una caminata hasta el monumento y luego al faro/casa, donde vive el Alcalde (militar) del lugar con su mujer y 2 hijos. El tipo nos explicaba el orgullo que le suponía a él estar destacado ahí durante un año mientras yo flipaba porque por unas horas vale, pero ¿¿todo el año ahí solos????? ¡Qué ganas de "hacer Patria", dios mío!!!. 
Luego de hora y pico por ahí, nos despedimos del lugar y sus 4 habitantes (5 si contamos al pobre perro que se habían llevado a sufrir esos vientos indómitos) y volvimos a disfrutar de un reconfortante desayuno de lujo, todavía sin creernos que veníamos de donde veníamos..

el primer desembarco

 caminata al monumento, y de paso saludando al Alcalde..
 vistas del faro desde el momunento y viceversa
 partidito con el hijo del Alcalde. Al lado, la hija y Goofy, el perro!

 
 yo para variar fatal en las fotos...

Luego hasta la tarde no teníamos el siguiente desembarco, pero eso no significaba que estuvieras ocioso. Aparte de las charlas explicativas de los lugares que visitábamos que se hacían a bordo + lo que nos contaban los guías cuando estábamos en tierra firme, había pase de documentales relacionados (tipo la Expedición de Shackleton, alucinante) y otras charlas que daban ellos de historia, flora, fauna y hasta de vinos chilenos!! Yo fui a casi todas (salvando la de nudos que no me motivaba) y personalmente el nivel me pareció inmejorable!! Sobretodo la de historia, que era muy poco "convencional occidental" y bien reivindicativa no solo de los pobladores autóctonos sino aclarando varias falacias históricas en cuanto al "descubrimiento" de América y las peleas por las rutas náuticas. 
Y por si aún te quedaban ganas de más información había una biblioteca bastante decente, la cuestión era encontrar el tiempo para leer!! (que las comilonas y la posterior digestión y/o siesta también ocupaban lo suyo, jaja). Pero descubrí flipada un librito en catala de un loco que fue tras las huellas de un tal Cinto Puget, fundador de la Estancia La Catalana en Tierra del Fuego. Catalinos, ¡esteu a tot arreeeeeeeeeeuuu!!!

 momento bar con dos de los compis de mesa

El segundo desembarco fue en la Bahía Wulaia, perteneciente a la Isla Navarino. Lugar mítico porque fue de los que visitó Darwin en su expedición alrededor del mundo junto a Fitz Roy, siendo solo un pipiolo de 22 añitos!!! (yo es que siempre me lo imagino viejo y barbado y me sorprendió). Wulaia también es tristemente famoso porque ahí masacraron a unos misioneros ingleses, supuestamente murieron a manos de los Yámanas pero la cosa nunca quedó aclarada del todo. Masacres y naturalistas aparte, ¡¡el lugar era una belleza!! Aparte claro, a estas zonas no va nadie, así es que éramos solo nosotros (y si, en este caso el disfruté de este elitismo, lo siento!!!). Claro que cuando bajamos de la excursión al cerro y nos esperaban con un whisky con hielo (o chocolate para los abstemios) realmente el lujo me pareció excesivo para mis estándares!! jajaja

vistas varias de la bahía
 charlas con nuestro guía por el camino. Abajo, el destrozo de las castoreras (especie introducida)

 whisky on the rocks, literally..

Al día siguiente tuvimos mucha navegación (aparte de las consabidas comidas y charlas varias) pero puedo asegurarles que aun sin querer sumarte a las actividades, solo mirando por la ventana del camarote o afuera en la cubierta era taaaan hermoso el paisaje, lleno de montañas nevadas, brumosas, el agua brillante, las gaviotas y los cormoranes que nos seguían a veces junto con algunos delfines.. que se te pasaban las horas con la boca abierta, ¡¡mirando nomás!!!

Esa tarde desembarcamos para visitar el Glaciar Águila, dentro del Paque Natural Alberto d'Agostini. El nombre del parque viene de un misionero salesiano que fue uno de los exploradores más grandes de la zona. Descubrió y cartografió buena parte de estas tierras, y fue el primero que hacer una grabación en video en los años 40, financiado por el clero!! Dejó documentos interesantísimos de una etnia que habitaba más al norte, los Onas, que no eran como los yámanas canoeros y marinos, sino más bien terrestres, grandes cazadores de guanacos. Pero como sus vecinos australes, hoy también practicamente extintos gracias al hombre blanco.

una de las guías mujeres (había 2!). Abajo llegando al glaciar

 La mañana siguiente nos quedaba ya solo Isla Marta, donde íbamos a avistar lobos marinos y aves pero sin desembarcar para no molestar a los bichos. Ahí la cosa ya se puso más jodida, el mar estaba arremolinado y les puedo asegurar que intentar manejar la cámara con una sola mano porque la otra me sostenía a mi no es fácil!! Así es que las fotos no matan pero ver a los lobitos que se nos acercaban curiosos fue super tierno!! (y haber sobrevivido sin caer al agua ni yo ni la cámara, también!). El videito fue dentro del momento de más calma marina..







Y nada, ya nos quedaba navegar hasta Punta Arenas y se acababa la cosa. ¡¡¡Qué tristeza, yo no me quería ir!!!! Pero no había nada que hacerle.. Me despedí de mi camarote y de los compis y a seguir viaje por tierra..
Aunque definitivamente considero este viajecito dentro de mi personal historia como el comienzo de mi "era náutica".. Ya veremos qué sale después!!!!

pd mis videitos as usual dejan que desear, pero me he puesto con el tema achuchada por mi hermano de "registrar" las cosas, prometo mejorar!!